
A buen entendedor, pocas palabras bastan.
A caballo regalado no se le mira el diente.
A cada pajarillo agrada su nidillo.
A falta de pan, buenas son tortas.
A la tercera va la vencida.
A lo hecho, pecho.
A mal tiempo, buena cara.
A palabras necias, oidos sordos.
A rey muerto, rey puesto.
Agua que no has de beber déjala correr.
A mal tiempo, buena cara.
Al que madruga, Dios le ayuda.
Árbol que nace torcido, nunca su rama endereza.
Aunque la mona se vista de seda. mona se queda.
Barriga llena, corazón contento.
Caballo grande, ande o no ande.
Cae más pronto un mentiroso que un cojo.
Cantando y cantando, las penas se van aliviando.
Contigo, pan y cebolla.
Cría fama y échate a dormir.
Cría cuervos y te sacarán los ojos.
Cuando el río suena, piedras lleva.
Cuanto más se tiene, más se quiere.
De tal palo tal astilla.
Del árbol caído, todos hacen leña.
Del dicho al hecho hay mucho trecho.
Después de la tempestad, viene la calma.
Dime con quien andas y te diré quien eres.
Dios los cría y ellos se juntan.
El que a buen árbol se arrima, buena sangre le cobija.
El que calla, otorga.
El que mucho abarca, poco aprieta.
El que ríe de último, ríe mejor.
El tiempo todo lo cura.
El perezoso trabaja doble.
En boca cerrada no entran moscas.
En el país de los ciegos, el tuerto es el rey.
En martes, ni te cases ni te embarques.
Fue por lana y salió trasquilado.
Haz bien y no mires a quien.
Mal de muchos, consuelo de tontos.
Mala hierba, nunca muere.
Más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Más vale malo conocido que bueno por conocer.
Más vale pájaro en mano que ciento volando.
Más vale tarde que nunca.
Nadie es profeta en su tierra.
Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde.
No todo lo que brilla es oro.
Ojos que no ven, corazón que no siente.
Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.
Rectificar es de sabios.
Una golondrina no hace verano.
Una sola mano no aplaude.
Vale más pájaro en mano que cien volando.
Ver y no tocar, se llama respetar.
Zapatero a tus zapatos.