PROCESO DE LECTURA Y ESCRITURA EN LA EDUCACION WALDORF
Por Elena Forrer
Primer Grado
El proceso de lectura y escritura es muy diferente en las escuelas Waldorf. En esta educación esperamos a que la pérdida de la dentición nos indique la maduración necesaria para comenzar la enseñanza escolar. A partir de ahora, el aprendizaje del niño no dependerá exclusivamente de sus sentidos como la vista, el oído, etc. sino también de la memoria.
En primer grado, las imágenes que el maestro ofrece en los cuentos de hadas se convierten en imágenes pictóricas que dan lugar a las letras del alfabeto. Los alumnos no van a hacer uso de libros de lectura o “readers” como en otras escuelas; más bien lo que tratamos de hacer en Waldorf es que sea un proceso interno en el que poco a poco el niño experiencia: primero las letras de forma pictórica, después las palabras (abstraídas de la historia), y por último, las oraciones que describen la historia. Los cuentos de hadas van a servir de vehículo para este comienzo. A través del dibujo el maestro de clase va a comenzar a dibujar (no a escribir) las consonantes. No es suficiente nombrar las letras y escribirlas, ya que al igual que con los números, pasaríamos a la abstracción. La idea es que su ser se envuelva artísticamente en esta representación. Este proceso artístico va agradar al estudiante ya que va a activar su imaginación, envolviendo a todo su ser de forma holística. Es muy importante este aspecto porque el niño aprende con todo su cuerpo, no solo con la vista o el oído.

Después de la representación artística, el siguiente paso que realiza el maestro de la lección principal, es escribir las letras mayúsculas en el tablero. De aquí pasará a escribir una oración completa. Después, escribirán esta oración en su cuaderno. A partir de ahora el maestro de clase practicará a la inversa; es decir del todo a las partes: va fragmentar la oración a escribir palabras, y de la palabra, va a escribir las letras.
Es muy importante no confundir este proceso con otros procesos holísticos fuera de Waldorf para el aprendizaje de la lectura: la idea fundamental en Waldorf es que el estudiante se envuelva pictóricamente y con todo su ser en el proceso: primero imaginativo, después artístico y finalmente, representativo.
En la clase de español no vamos a introducir la escritura o la lectura hasta cuarto grado. Vamos a seguir trabajando oral y rítmicamente nuestras historias y poemas estableciendo una fuerte base verbal. El movimiento del cuerpo es la quintaesencia para este aprendizaje.
Está establecido que la fuente de la lectura y escritura está basada en la recitación, en el aprendizaje oral y en el movimiento; pues facilita que en el futuro enuncien mucho mejor las vocales y las consonantes. Adjunto la siguiente cita de Rudolf Steiner:
“With the right movement of arms and legs the child learns to forma proper sentences. Legs, proper intervals between sentence and sentence. If a child walks slovenly, he will not distinguish sentences from one another; everything runs together. Harmonious arm movements make the speech well-sounding. Teach the child to feel life right up to his fingertips: this will foster his sense of nuances of language. [1]
Otro aspecto que cabe señalar, es que algunos maestros enseñan las letras o las poesías con movimientos de euritmia en la clase de español. ¡Este no es el camino de enseñanza como maestros de idiomas! La lección de euritmia está reservada para el maestro entrenado en esta materia. Por otro lado hay contraindicaciones con respecto a recitar o repetir las palabras o letras mientras se realiza euritmia. Una de ellas es que daña la laringe. Tenemos que ser conscientes de que nuestro enfoque va a ser solo fonético y fuertemente ligado al movimiento armonioso del cuerpo que nos inspira la poesía o la historia rimada. La euritmia no es para que sea ejecutada en la clase de español mientras los niños recitan.
A esta edad es mejor que los alumnos creen sus propios libritos a través del dibujo dirigido de algunas historias que los niños hayan interiorizado en vez usar cuadernos. A través de las ilustraciones, objetos y mayormente de la recitación, los niños habrán interiorizado el contenido y ahora servirá para recapitular, identificar el vocabulario o recitar la historia. Adjunto ejemplos.


Segundo Grado
De las letras mayúscula que realizaron el año anterior, este año van a pasar a practicar las letras minúsculas en el cuaderno de lección principal. Los alumnos comienzan a escribir las oraciones que describen las historias que escuchan y que luego ilustrarán en su cuaderno. Según se alargan las oraciones, comenzará el aprendizaje de los signos de puntuación.
Poco a poco empiezan las composiciones: un alumno sugiere una oración, otro añade otra y otro alumno sugiere correcciones. Estos párrafos comienzan a ser la base de la lectura de la clase. Ahora es cuando el maestro de la lección principal, crea un libro de lectura o “reader” para la clase, que se muchas veces se compone de las poesías e historias creadas o practicadas por los propios alumnos.
En la clase de español, al igual que en primer grado, el enfoque va a ser solo oral. Hay que tener en cuenta que todavía hay algunos alumnos que no han “despertado” y hay que esperar. En este sentido, ¡no hay ningún argumento que justifique la introducción de la lectura en la clase de idiomas Waldorf a esta edad! La enérgica recitación de historias y de poesías, así como el movimiento e ilustración de algunas de las historias, seguirán siendo la base para el inicio futuro de la lectura y escritura en la clase de español.
Tercer Grado
La separación que el niño experimenta a esta edad, facilita al alumno percibir su entorno de forma más crítica. Comienza a ver la realidad por lo que es y a notar las diferencias de forma más consciente. Esta nueva percepción permite al maestro de lección principal introducir por primera vez los elementos gramaticales de la oración: sustantivos, adjetivos, verbos y adverbios.
La lectura va a ser el componente fundamental durante la lección principal a lo largo de este año y no necesariamente será impartida en bloques. El maestro va a comenzar a dividir a los alumnos en grupos de lectura y pedirá a padres voluntarios o maestros, que ayuden con los grupos para practicar individualmente.
En cuanto a la escritura, a esta edad el maestro de la clase es cuando introduce la letra cursiva. Los alumnos copian párrafos del tablero y también escriben sus propias composiciones en sus cuadernos de lección principal.
En la clase de español, el profesor no comenzará la escritura y la lectura hasta cuarto grado. Hay mucha falta de información en cuanto a cuándo y cómo se inicia el comienzo de la lectura en la clase de idiomas. A esta edad los alumnos todavía “permanecen abiertos “ al aprendizaje oral y el maestro tiene una amplia oportunidad —por medio del rico currículo de tercer grado— de seguir contando y recapitulando historias sobre la granja, la vivienda, la comida, las profesiones, etc. Cuando introducimos la escritura y la lectura, vamos a perder esta apertura porque introducimos un elemento abstracto.
Muchos maestros ignoran este aspecto, porque obviamente el manejo de la clase es más fácil cuando los alumnos escriben en su cuaderno. En este sentido, ¡las listas de vocabulario no tienen ningún lugar en este grado; nada más lejos! Otros, queriendo imitar el proceso de aprendizaje de lectura en primer grado, comienzan a escribir las letras a veces con dibujos, pero sin ningún contenido. Este, tampoco es el camino. En primer lugar, hay que ver dónde se encuentra el niño en su desarrollo. Estamos en un curso dónde el alumno ya tiene nueve años y conoce perfectamente las letras (aunque fonéticamente en español sean diferentes), y su representación abstracta. Sí comenzamos a escribir ilustrando por ejemplo la “G” de gato o la “M” de montaña, esto no tiene ningún alimento a esta edad. Además, no tiene ningún contenido holístico. Si vemos que llegada la primavera la clase está lista para la lectura, en ese caso podemos comenzar de la siguiente manera:
Primero no hay que olvidar que ha esta edad el reto es un elemento importantísimo. Por ejemplo, para los alumnos es un reto ser capaces de crear oraciones completas: vamos a dar importancia a que antes de escribir, sean capaces de formar oraciones que describan la historia verbalmente. Por ejemplo podemos decir a los alumnos: “ En la clase anterior creamos 25 oraciones, pero hoy me pregunto si podemos formar 30 oraciones completas sobre la historia o los objetos de la clase”. No dudéis que estas palabras mágicas van a activar al grupo de una forma sorprendente. También aprovecho para pedir a un alumno lento que salga a la pizarra y marque cada respuesta. Esto hace que el alumno se concentre atentamente repasando las respuestas. En general, toda la clase estará muy concentrada en las oraciones y contando el avance.
Cuando hayamos practicado muchas oraciones durante todo el año, y si vemos que están listos, durante el segundo semestre o en primavera, vamos a comenzar a escribir una oración que nos exprese un alumno. Por ejemplo: “el granjero tiene una vaca”. Esta oración servirá de ejemplo. Pedimos al alumno que escriba esta oración en la pizarra, la corregimos entre todos y pedimos a la clase que la lea a coro. Después la mitad de clase, por filas e individualmente. ¡No es importante introducir el abecedario de forma escrita! Sí podemos comenzar a recitarlo o cantarlo. Rudolf Steiner sugiere que a esta edad podemos comenzar ofreciendo “oraciones cortas que expresen un pensamiento sencillo” y eso será suficiente para su inicio.
En cuanto al cuaderno, ahora y si se quiere, podemos suministrar a los alumnos un cuaderno para que ilustren sus historias, sus juegos o sus actividades, pero sin escribir nada.
Cuarto Grado
En cuanto grado vamos a comenzar la lectura a través de la escritura. Durante esta edad los alumnos tienen un fuerte fundamento oral que hemos establecido a través de los grados. Ahora sí podemos comenzar escribiendo en el tablero y ellos en su cuaderno, un poema o historia en rima (mejor que prosa) que hayan aprendido en grados anteriores. Una vez acabada la estrofa en sus cuadernos, podemos pedir a la clase que la lea en coro. Este es un momento mágico, en el que el estudiante reconoce el fragmento y comienza a leer sin notar que lee. Rudolf Steiner insiste en escribir primero antes que la leer, porque la escritura contiene un aspecto artístico y es menos abstracta que la lectura. A partir de ahora, la lectura va a realizarse de forma rápida, y sobre todo, más fácil y clara. En cuanto al abecedario, ahora sí es un buen momento para escribirlo en sus cuadernos. Vamos a trabajar del todo a las pates: de la oración a la palabra y de la palabra, a la letra. Al final, podemos practicar y jugar a deletrear palabras. Adjunto ejemplo de un alumna en el comienzo de cuarto grado de una poesía aprendida y actuada en primer grado.

Poco a poco pasaremos a escribir las descripciones que los alumnos hacen de una historia o un tópico como por ejemplo, las estaciones. Si nos encontramos en otoño, podemos pensar que entre toda la clase se cree el siguiente párrafo:
En otoño hace viento y llueve. Hace templado. Hay nubes y no hay sol. Las hojas de los árboles son de color naranja y rojo. Los animales se preparan para el invierno. Los niños van a la escuela. Ellos llevan botas, un sombrero, un impermeable y un paraguas.
Una vez escrito este párrafo en el tablero— con la ayuda de los alumnos– pediremos a la clase que lo lea a coro. Después por filas, y finalmente, pediremos a algunos alumnos que lo lean individualmente. Esta actividad debe durar alrededor de 20 minutos de la clase. Así procederemos hasta que pasado un tiempo, cuando veamos que la clase está lista, podamos suministrar a los estudiantes un material que contenga un compendio de historias, poesías o prosa que los estudiantes mayormente hayan trabajado en años anteriores. Este material tiene que estar bien preparado, tiene que ser sencillo y a ser posible, tiene que contener oraciones y narraciones cortas. Idealmente, que incluya un vocabulario aprendido en años anteriores y que los alumnos puedan reconocer. Yo aconsejo preparar un “librito de lectura”, separado de su cuaderno, para que cada alumno tenga su “reader”. Por ejemplo, historias como “ Los tres osos”, “Esta es la casa que Juan construyó”, “El nabo”, etc., junto con algunas poesías ya aprendidas, puede ser un material perfecto como “ libro de lectura”. Es importante que las narraciones sean sencillas, cortas y con las letras grandes. También pido a los alumnos que sigan la narración con el dedo y todos leyendo en coro. Seguido, un ejemplo de historia aprendida en segundo, impresa y lista para su “librito de lectura” de cuarto grado.
El nabo
Un abuelo sembró un nabo. Cuando lo fue a sacar agarró las hojas del nabo y tiró y tiró pero no lo pudo arrancar. El abuelo llamó a la abuela.
La abuela sujetó al abuelo, el abuelo agarró las hojas del nabo y tiró y tiró pero no lo pudieron arrancar. La abuela llamó a su hija.
La madre sujetó a la abuela, la abuela sujetó al abuelo, el abuelo agarró las hojas del nabo y tiró y tiró pero no lo pudieron arrancar. la madre llamó al padre.
El padre sujetó a la madre, la madre sujetó a la abuela, la abuela sujetó al abuelo, el abuelo agarró las hojas del nabo y tiró y tiró pero no lo pudieron arrancar. Entonces llegó la nieta.
La nieta sujetó a su padre, el padre sujetó a la madre, la madre sujetó a la abuela, la abuela sujetó al abuelo, el abuelo agarró las hojas del nabo y tiró y tiró pero no lo pudieron arrancar.
Después llegó el nieto y no le pudieron arrancar.
Finalmente llegó un ratón. El ratón sujetó al nieto, el nieto sujetó a su hermana, la hermana sujetó al padre, el padre sujetó a la madre, la madre sujetó a la abuela, la abuela sujetó al abuelo el abuelo agarró las hojas del nabo y de un tirón, ¡sí lo pudieron arrancar! (Del folklore popular ruso. Adaptación de Elena Forrer).
Un aspecto importante a tener en cuenta, es que la lectura más abstracta que la escritura. La escritura, nos dice Rudolf Steiner, conserva un aspecto artístico ligado a nuestro ser.
De quinto grado en adelante
A partir de ahora la escritura y lectura ocuparán una porción importante en la planificación de lección. Siempre teniendo en que Rudolf Steiner aconseja a los maestros de idiomas relatar primero el pasaje antes de leerlo. En este sentido explica que es mucho más efectivo que el profesor presente el pasaje verbalmente antes de que los alumnos lo lean. Después, aconseja que pidamos a los alumnos que reproduzcan con sus propias palabras lo que han escuchado y comprendido. Desaconseja la traducción palabra por palabra. Más bien la preferencia es ofrecer una recapitulación libre del contenido y que el estudiante comprenda escuchando en vez de leyendo. Cuando estos pasos se han realizado, ahora es cuando los alumnos pueden comenzar a leer el relato o la historia. También sugiere, incluso insiste, que la lectura de las historias sean parte de la tarea de los alumnos después de escucharlas verbalmente. En cuanto a la escritura sugiere que se complete en la clase.
“In foreign languages, homework should be restricted mainly to reading. Any written work should really be done at school. As little homework as possible should be given and not until the later stages, after the age of twelve.”[2]
Ahora bien, cuando hemos dado este paso, mi recomendación y –que ayuda a los nuevos–, es crear unas cuantas tarjetas con el vocabulario “clave” de la historia que previamente hayamos leído y contado en español. En la siguiente clase, estas tarjetas nos van a ayudar a enfocarnos en la historia y también nos van a servir para escribir el vocabulario del día de lo leído y practicado. El énfasis en la clase de idiomas de Waldorf, principalmente es en la comprensión oral y en la recapitulación, y no tanto la lectura. Claro está que la historia se encuentra en el centro de esta educación. El profesor de español va a seguir presentando historias y relatos verbalmente de acuerdo con la edad del estudiante y como introducción de las lecturas. Es más efectivo, ya que si el estudiante comprende el contenido, entonces va a ser capaz de retener la información en su memoria.
“If you let the experimental subject carry out in proper sequence first the process of becoming acquainted with the content of the passage, then passive assimilation, then anticipatory learning, and finally, recapitulation of whatever is not fully understood, you will come to the conclusion that this is the most expedient method of assimilating, reading, and retaining.”[3]
Según vamos avanzando en los grados en algunos casos nos ayuda “ambientar” el tópico con una pequeña introducción explicando el contesto en inglés –particularmente si se trata de un texto complejo y antes de comenzar el relato en español. Por ejemplo, “La Mendiguilla” de Juan Ramón Jiménez. Esta introducción permite al estudiante situarse en el contexto y así poder anticipar el contenido de la historia. Particularmente si hay estudiantes nuevos en la lección, la introducción les ayudará enormemente.
La Mendiguilla
(Sugiero este pasaje para sexto o séptimo grado haciendo una introducción previa en inglés, antes de contar la historia en español que después leeremos. Aunque el vocabulario es difícil, es sorprendente ver como les gusta. He elegido este texto a propósito para ilustrar que es posible a pesar de la dificultad).
Es invierno, y Mercedita Saro está siempre con su mantoncillo de pico, cuarta parte, cortado, de uno de mujer, tapándose con él la boca. Graciosísima la niña. Su cabecilla redonda, peinada lisa (cierto esmero ¿de quién?), y su tieso rabito trenzado con una cinta blanca al fin, me recuerdan la luna llena con una estrella cerca.

Ya me conoce, y sus ojitos nuevos y alegremente tristes me ven venir, y me sonríen, desde todos los lejos de estas calles. Yo, en vez de darle dinero que va al bolsillo colilloso del hombre borracho de la esquina, la llevo a una panadería o a una confitería y le compro algo que le guste; y ella se viene conmigo paseando y contándome cosas, hasta que se come del todo lo que sea.
Creo que se siente defendida por mí. Sin duda, se figura, confusamente, que su padre de la esquina es hombre de no sabe qué derechos. Y si le anda de cerca, la niña me dice, disimulando contra mi abrigo: “Señorito, tenga usté mucho cuidao, que está ahí mi pare, y no quiere que yo coma dulces “. Juan Ramón Jiménez.
En cuanto a la escritura, la recomendación (hasta la edad de catorce años), es que dejemos que los estudiantes practiquen durante la lección. Desaconseja la creación de ensayos que no tengan que ver con la vida cotidiana. Sí aconseja que los alumnos cuenten los eventos que les hayan sucedido, cosas que hayan experimentado o que hayan recapitulado en las historias, en vez de composiciones libres.
Es cierto que en los grados superiores a veces nos encontramos con alumnos que abandonan la escuela, y otros, que llegan nuevos con poco o ningún conocimiento de español. En este caso, recomiendo hablar con las familias para que estos alumnos tomen unas clases privadas para que por lo menos puedan seguir la lección. Por otro lado, la constante recapitulación verbal (a veces con refuerzo de tarjetas con vocabulario) les va a ayudar enormemente a seguir la lección y a poder expresarse añadiendo un vocabulario nuevo. Llegado a este punto una actividad que es efectiva, particularmente si tengo un grupo grande, es dividir a los alumnos en parejas para que recapitulen la historia. Les concedo un tiempo — uso una campanita— y pido a los estudiantes que relaten lo que han comprendido (que hablen) libremente el uno al otro. Esto les gusta muchísimo. De pronto la clase se llena de voces, ¡todos hablando en español! También les penalizo si escucho hablar en inglés; por ejemplo en quinto grado, les pido que me traigan una galleta (cosa que siempre hacen divertidos); o en los grados superiores, les digo que añadan una oración más a su tarea. Generalmente son muy disciplinados, porque les encanta hablar en español. Cuando necesitan que les ayude con una palabra hacen un gesto de “alto” para poder expresarse y continuar. Recomiendo esta actividad teniendo en cuenta que tiene que ser corta y preparada; pues sino, puede crear caos y descarrilar la lección. Hay que recordar que los estudiantes tienen que tener las suficientes herramientas para expresarse que idealmente habrán adquirido según los pasos y las recomendaciones mencionadas anteriormente.
Estamos viviendo una situación difícil, pero quizá ahora más que nunca es importante no buscar excusas y realmente tratar de buscar lo que es esencial, tratando de conectar al alumno con la actividad. Hay que encontrar maneras para que los estudiantes se envuelvan con todo su ser en toda nuestra enseñanza aunque sea a distancia. Amerita decir que aunque muchas veces no lo logremos, el hecho de tratar de realizar nuestra lección lo mejor que podamos – siendo fieles a esta educación–, ayudará a que las ideas y la inspiración nos lleguen para conectar y enseñar al alumno.
Espero que esta progresión no solo aclare e ilustre la perspectiva holística de Waldorf en cuanto a la presentación de la lectura y la escritura en la lección principal, sino también en la clase de español. A diferencia de otros métodos, el énfasis en la educación Waldorf, es involucrar al estudiante con todo su ser en la actividad y a aguardar a que la maduración necesaria se efectúe en para avanzar con su aprendizaje en cada grado.[4]
[1] Dornach 1923 Course IV
[2]“Practical Advise to Teachers.” Lecture 10
[3] Practical Advise to Teachers.” Lecture 6
[4] La esencia de la información que aquí presento procede del libro “Practical Advise to Teachers”, así como también de mi propia experiencia enseñando español en la escuela Waldorf.