
Pues mucho leímos, y mucho anduvimos. Leímos todos los boletines de la Asociación, todos los correos, y todas las descripciones de los talleres (nada fácil, porque queríamos participar en todos). Llegamos de todas partes, cruzamos dos océanos, y tomamos Uber con la ilusión de encontrarnos con amigos que conocemos desde hace tanto, y de conocer a todos los nuevos que nos recuerdan por qué nos reunimos para celebrar la pedagogía Waldorf.
¡Vimos muchísimo! Excelentes presentaciones por parte de colegas, y por Georgina Escalante, nuestra excepcional ponente invitada a quién sólo le faltó llevarnos a por sevillanas con su gracia y salero. ¡Y ahora sí que sabemos mucho! Sabemos dar gracias por el arduo trabajo de los organizadores. Sabemos que tenemos un hogar – una asociación brillante, dinámica y fuerte, que continúa creciendo. Sabemos que contaremos los días hasta el próximo encuentro con esa anticipación que sienten los niños esperando a los Reyes Magos.

Pero verán: al Manco de Lepanto se le olvidó decir que además de leer, andar y saber mucho, nos la pasamos mejor si bailamos mucho. Porque, como decimos en mi islita, ¡dejamos las chancletas! Que quede claro: los maestros Waldorf de español nos movemos con igual energía y entusiasmo en la sala de clases como en la pista de baile. Así que, ¡salud, amigos! Muchas gracias, vuestras mercedes.