Margarete Jäckel. Tomado de Recursos Waldorf, una publicación del Foro Internacional de Pedagogía Waldorf/Steiner, Círculo de La Haya, noviembre 2019. Traducción: Angel Chiok

A los niños les encanta cuando se les lee historias. Pero hoy en día la lectura en voz alta se encuentra en un segundo plano. Los medios a menudo reemplazan al lector. Cuando hay la oportunidad de entrar a una carpa donde se cuentan cuentos de hadas está llena de pequeños oyentes. La autora Margarete Jäckel utiliza esta fascinación y alivia los obstáculos cotidianos con “narraciones pedagógicas”. Esto funciona: el ordenar diario, el comer verduras, o cepillarse los dientes se hacen más fáciles de manejar. Una idea inteligente para ir del sentimiento a la voluntad, aplicable también en la reunión de padres, en las lecciones complementarias y en las de reemplazo. Cree historias libres para que sus hijos se adapten a su entorno y a su cultura.

¿Qué tipo de historias tocan el alma del niño y cómo son moldeadas por ellos?

A diferencia de nosotros los adultos, los niños en sus primeros siete años no distinguen entre un mundo vivo y uno sin vida. El niño está sediento de descripciones de la naturaleza en las que ella se muestra con vida. Para el niño, una estrella, el sol, una piedra, una planta son capaces de sentir de la misma manera que un niño o un adulto. El sol se pone porque está cansado. Todo está vinculado uno con el otro y capaz de conversar entre sí. El niño no diferencia entre su medio ambiente y él mismo. Él es uno con el todo.

Cuando el niño llega a la escuela y ha comenzado a cambiar de dientes, las circunstancias   cambian. El niño en su segundo septenio de vida vive en imágenes y tiene un gran anhelo por ellas. Ahora quieren aprender, pero el aprender nutre al alma solo cuando el adulto consigue traer al niño el mundo en imágenes. “El niño quiere estar ocupado en imágenes vívidas: este debe ser el primer principio educativo para el comienzo de la edad escolar”, “El pensar del niño no capta todavía lo intelectual”, “Por su naturaleza interior, el niño inicialmente rechaza inicialmente lo lógico, quiere tener algo pictórico”, “En la edad en que el niño está preferentemente predispuesto a lo artístico en la educación, no podemos educar al niño con conceptos abstractos ni con representaciones en forma de ideas”. En la enseñanza de las letras, números o valores que el niño debe aprender y adquirir, el educador debe tenerlo en cuenta. Si se cuentan historias sobre las letras, éstas tocan el alma del niño. El recordará las letras porque la historia ha tocado su sentir.

Hasta el noveno año de vida el niño no quiere que se le expliquen las leyes de la naturaleza y que los valores le sean transmitidos como un mensaje de contenido. Si el valor de compartir es contado en una leyenda, como la de San Martín, los ojos de los niños brillan. Si el jactancioso o el sabelotodo es vencido, como en la fábula de la liebre y el erizo, entonces experimentan y sienten que el presumir no es un valor deseable. Aquí los personajes son modelos a seguir por los pequeños oyentes. No se dirige al entendimiento o al intelecto, sino al corazón. “A través del entendimiento se empobrece al alma”.

¿Qué son las “Historias pedagógicas”?

Con frecuencia he escuchado a padres quejarse de que el niño no puede recordar una u otra letra. La madre o el padre ya le han dicho varias veces que no se debe robar. También que uno no siempre puede ser igual de justo como padre. Los niños se quejan de que es malo cuando el hermano recibe más. Y con qué frecuencia se les menciona a los niños que los ataques de ira no ayudan.

Los adultos de hoy en día apelan la mayoría de veces al entendimiento y a la razón del niño. Pero eso no atañe a un niño. Para el niño es como si, cuando tenemos hambre, sólo nos dieran un pedazo de pan duro. Con estas explicaciones racionales hacemos que el niño se seque anímicamente. El niño escucha nuestro discurso, pero no es tocado. Nada o poco queda en su memoria. Y cuando es así, es como una frase memorizada que no tiene conexión con los sentimientos.  Lo que hay que aprender pasa del sentimiento a la voluntad.

Las historias pedagógicas permiten al niño experimentar una resonancia anímica con los temores, las preocupaciones, las alegrías y las soluciones que los niños afectados desarrollan en las historias. “¡Sí, eso también quiero hacer, sí, eso es bueno!”

Las historias pedagógicas dan al niño su impulso propio para la acción. Eso es educación hacia la libertad. Ninguna explicación, enseñanza, regaño, vergüenza o crítica desafía al niño a cambiar.

Por lo general, son los obstáculos cotidianos en la vida de los niños los que son adecuados para revestirlos en un cuento. Ordenar, compartir, crear el sentimiento de comunidad, quejarse al comer, la posición en la fila de hermanos, prejuicios y otros. Todos estos temas son familiares para los padres, los maestros del jardín de infancia y maestros.

Hay niños que se desbordan emocionalmente. ¿Qué imagen puede llegar a su sentir? ¿Qué puede desbordarse? ¿Quizás una fragancia? O como en el cuento de los hermanos Grimm “Gachas dulces”, en el cual no podían ser detenidas. ¿O el del ovillo de lana que viaja por el mundo? El cuento “Confundido”, trata de un ovillo de lana de este tipo. Parlotea incesantemente, se enreda, no se concentra y se pierde en el sentido verdadero. de la palabra. ¿Cómo se lo puede detener y darle forma? Al final de la historia es llevado al tejido. La forma de una pequeña alfombra provee el soporte que necesita.

Con frecuencia veo niños que no quieren comer verduras. ¿Cómo puedo poner en imágenes el valor de los vegetales? ¿Cómo puedo enseñar a los niños lo que significa que un pimiento sea cosechado y consumido al final de su crecimiento? El experimentar la alegría de ser comido es su único propósito de existencia en la tierra.

Fragmento del cuento: 

“¡Eso no me gusta. Aj!”

“…Éste es también el caso del pimiento amarillo que ha crecido en la cama a la derecha del pimiento verde. Sueña con que el jardinero lo descubra. Esperemos que venga pronto y le diga: “Tú pimiento amarillo y fuerte ya estás maduro y muy bonito. ¡Hoy te cosecharé! Pero él tiene que ser paciente. Muchas otras verduras a su alrededor ya han sido cosechadas. ¿Por qué él todavía no? Él lo está esperando con ansias.

¿Tal vez algo no anda bien con él?

¿No reluce lo suficiente?

¿No ha crecido lo suficiente?

 ¡Ah, ojalá no haya pasado desapercibido por estar debajo de sus hojas!

¡Él también quiere que lo miren y lo admiren!

Quiere de todas maneras estar exhibido en el puesto de verduras y ser sacado por una mano amorosa y colocado en la bolsa”…

Cada día espera a ser cosechado. Su ansiedad crece. Los niños pueden experimentar lo que se siente ser una fruta cuando madura y lo que más desea. Finalmente es cosechada y comprada por una mujer y preparada con amor en casa. ¿Pero qué le pasará allí?

“… ¿Qué es lo que oye el pimiento en vez de eso?

¡Eso no me gusta! ¡Aj!

¡Qué asco! ¡Pimiento!

¡Verduras! ¡No me gustan!”

El pimiento se contrae.

Es como si recibiera una gran bofetada en la cara!”….

Aquí, los niños tienen la oportunidad de experimentar lo que significa su rechazo para el pimiento. El pimiento representa la comida, que yo como niño, trato irrespetuosamente.

Entonces viene el desenlace. El pimentón triste es redimido… Escucha la voz de la madre que habla con el niño:

Ni siquiera lo has probado todavía. Mira, coge un pedacito de pimiento amarillo relleno con salsa de tomate de mi plato. ¿Sabes?, es un pimiento especialmente hermoso. Inténtalo una vez. Quizás te guste después de todo.

¡Sí! Bien, el pimiento oye la voz de un niño.

E inmediatamente después:

¡Mmmmhhhhh!

¡Esto sabe muy bien! El pimentón junto con la carne molida, ¡es maravilloso! ¿Me puedes servir más?

Y una voz profunda y cálida, la del abuelo, vocifera:

¡Pero eso es delicioso!

¡Los pimientos amarillos y sus hermanos están muy contentos!

Han crecido sólo para eso.

¡Para hacer felices a las personas, para darles vitalidad y fortalecerlas!

El pimiento amarillo ha alcanzado su destino.”

Las historias pedagógicas no hacen efecto de inmediato como una medicina. El niño no cambiará inmediatamente su comportamiento. Pero las imágenes de estas historias quedarán impresas en el corazón. Yo quedé encantada con la leyenda de San Martín. Sin embargo, el compartir con mis hermanos fue difícil y no siempre logrado. La imagen de San Martín, quien entrega la mitad de su abrigo al mendigo, dura toda la vida y sigue siendo una orientación que actúa en silencio.

Cree historias libres para que sus hijos  se adapten a su entorno y a su cultura.

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